Llegamos
a ‘El Paraíso’ el pasado 17 de Abril. Y no, no me estoy poniendo espiritual. Es
así como se llamaba el lugar donde pasamos unos 4 días inolvidables. Aunque era
un sitio muy bonito y tranquilo, con piscina, barbacoa y un amplio césped donde
tomar el sol, no fueron esas las razones por las que disfrutamos de un tiempo
que quedará en nuestra memoria. Y os explicaré porque.
Nada
más llegar soltamos nuestras cargas, el equipaje. Organizamos donde dormiríamos
cada uno, despejamos de las habitaciones todas aquellas cosas que Dani
Domínguez pudiera romper y se pusieron los horarios por todos los rincones de
la casa. En el césped, nos reunimos en círculo para degustar los bocadillos que
llevamos para el almuerzo. Dimos gracias por ellos y por el resto del día y nos
lo comimos alegres. Lolo, que no llevaba, al final tuvo que dejar comida…
porque Dios provee mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos.
Después de disfrutar de un tiempo en la
piscina, tomando el sol y jugando al futbol (pues fue el primer y mejor día
para hacerlo) tuvimos la presentación del retiro donde pudimos alabar a Jesús junto a Loyda,
Jeremias y Dani.
Ezequiel nos hizo reflexionar al preguntarnos
cuál era el propósito por el que habíamos ido. Todos llegamos a la conclusión
de que no era para hacer ninguna de las cosas que habíamos estado haciendo
anteriormente, sino para escuchar la voz de Dios y ser cambiados por él, de
modo que cuando todo terminará y volviéramos a casa, no fuéramos los mismos, y
puedo estar seguro que así fue. Después, llegó la parte más divertida de la
presentación y era informar de las normas, lo divertido que fue desobedecerlas,
¿verdad? (No, nos comportamos todos muy bien)
Eunice
fue la encargada de los juegos. Jesús enseñó que debíamos hacernos como niños y
no había mejor forma que esa. Los 3 primeros eliminados del juego de la silla
fueron los capitanes formarían los equipos (Villa-Alta, GAP, Guapos,
atractivos, potentes y Ra-Ra Nicolas). Debíamos resolver crucigramas bíblicos y
puzles que formaban los miembros de cada equipo, atravesando diversas y
difíciles pruebas. Al final, Eunice nos dio la enseñanza final, y es que Jesús
pagó las consecuencias del perdedor, que en ese caso fue la persona inocente
del equipo derrotado, con una corona en su cabeza y un cartel arriba donde se
mostraba el mensaje: Jesús rey de los judíos, en los diferentes idiomas. Como
todos éramos competitivos y algo violentos hubo algún que otro altercado, pero
nada que no se pudiera solucionar con oración pidiéndole al Señor que nos diera
paz, amor y paciencia. En la parcela de al lado, había unos caballos
hambrientos, esperando a que Kelly, amante de estos, les diera de comer.
Luego a
la tarde, hubo el tiempo de los talleres. Abigail impartió su taller “Acéptate
tal y como Dios te ha hecho” Nuestra personalidad y físico son un regalo de
Dios, así que debemos tratar nuestros complejos diarios con la ayuda de la
Palabra, y no solo con los que nos perjudican a nosotros sino los que hacen
sentir mal a los demás, como los complejos de superioridad y autosuficiencia.
Yo dí un taller sobre las redes sociales y como darles un buen uso para
compartir el mensaje del Evangelio.
Internet y las redes sociales, como Twitter o Facebook tienen una fuerte
influencia en los jóvenes y es un medio muy bueno para alcanzar a muchísimas
personas a un solo clic del ratón.
El
viernes por la noche tuvimos una vigilia, donde pudimos orar los unos por los
otros y donde la unción del Señor se derramo sobre nosotros.
Lolo
nos compartió acerca de Efesios 5, la necesidad de nacer de nuevo para poder
imitar a Dios, como hijos suyos que somos, si no lo hacíamos, simplemente no lo
éramos. No debemos imitar sólo lo exterior del Evangelio como la vestimenta,
llevar una biblia bajo el brazo o alzar nuestras manos en la congregación… sino
el corazón de Dios, comportándonos como Jesús, de ahí la importancia y la
necesidad de experimentar el nuevo nacimiento. Jesús es la imagen del Dios
invisible y es a él a quien debemos mirar para imitar al Padre. Nos compartió
la frase del gran teólogo San Agustín referente al tema de andar en amor: “Ama
y haz lo que quieras”. Porque las cosas hechas con amor, serán siempre buenas,
y el llamado del predicador de los predicadores, Spurgeon que dijo: “Hacedlo
todo con amor y obediencia, ya que la obediencia sin amor es desobediencia”.
También debíamos andar como hijos de luz, para hacer una diferencia entre
“ellos” y “nosotros” de modo que pusiéramos en evidencia las tinieblas. Aunque
fue un mensaje confrontador, fue necesario y damos gracias a Dios por Lolo
porque fue una útil herramienta en las manos de Dios. El fuego que había en él,
nos contagió a todos.
El
sábado tuvimos el placer de tener a Charo, Esther, su amiga Susana, Tatiana y
el pequeño Rafael con nosotros. Tuvo la palabra, nuestra hermana Tatiana, que
nos compartió acerca de los últimos momentos con sus discípulos en el huerto de
Getsemaní, y la importancia de las palabras de Jesús al Padre («No se haga lo
que yo quiero, sino lo que tú») Debíamos buscar y pedir que su voluntad fuera
hecha en nuestras vidas, ya que lo que Dios quiere para nosotros es mucho mejor
que lo que nosotros queremos para nosotros mismos. Su voluntad es agradable y
perfecta, pudimos experimentarlo en esos días. Por la tarde, después de comer
unos ricos macarrones, tuvimos los talleres de Lidia y Ezequiel.
Lidia
habló a las chicas sobre la figura de Abigail, una mujer a la que Dios dio
sabiduría, que luego vieron reflejada en la historia, haciendo de mediadora.
Aprendieron aspectos como: de qué manera podemos bendecir una vida con buenas
palabras, en que ocasiones es mejor dejar que las cosas se enfríen antes de discutirlas,
y la manera en que debemos hablar y referirnos, por ejemplo, a una
circunstancia delicada, como la que Abigail tuvo que enfrentar con David y
Nabal.
Ezequiel
ofreció a los chicos, un taller sobre las relaciones sexuales, un tema tabú
entre los cristianos, pero que con la confianza de que estábamos en familia,
pudimos sincerarnos y llegar a una misma opinión, que todos soportamos las
mismas tentaciones, pero que Dios tiene un llamado para nuestras vidas y es
este: ¡Consérvate puro! Fue el lema del taller. Conseguir esto por nosotros
mismos es imposible, pero con la ayuda y la gracia de Dios es posible.
Terminamos con un tiempo de oración impresionante donde disfrutamos de la
presencia de Dios de una manera que hacía tiempo no habíamos vivido. Estoy
seguro que no fueron emociones ni sentimientos solamente, sino fe y
arrepentimiento genuino.
Por la
noche, continuó la fiesta con Dios, la noche de disfraces. Donde todos
retrocedimos a los 70, disfrazándonos de hippies. El baile y las risas no
faltaron.
Al día
siguiente terminamos, alabando a Dios por habernos hablado y hecho disfrutar de
su presencia en compañía, por hacernos conscientes de la familia en la que Él
nos ha introducido y que no tenemos por qué enfrentar nuestras luchas contra el
pecado solos, porque no lo estamos. Dios cumplió su propósito con el retiro de
jóvenes. No fue una salida más ni unos días de entretenimiento, solamente, sino
un tiempo donde fuimos cambiados por Él y no volvimos a ser los mismos.
Ezequiel
despidió este tiempo, con la primera palabra que habló a su vida tan
claramente, hace ya algunos años atrás. Los momentos en los que Jesús predicó
desde la barca a la multitud en la orilla, y el encuentro con Pedro y la pesca
milagrosa. Nos hizo preguntarnos quienes éramos y quienes queríamos ser, si uno
de entre la multitud que se encontraba en la orilla, o que pasaba por allí, o
de los que estaban en la barca con Jesús, junto a él. Debíamos confiar, que por
su palabra, nuestra situación en ese momento cambiaría y que por encima de las
bendiciones que Dios nos da en Cristo, debíamos desearlo a él sobre todas las
cosas. Es a Cristo, quien tú y yo necesitamos cada día, un encuentro con el
Cristo resucitado que renueva y transforma nuestras vidas. ¿Quieres tú también
tenerlo? ¡Aleluya!
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